El Madrid se juega la temporada en un partido vibrante.
Pase lo que pase, este martes el Santiago Bernabéu va a vibrar, porque el Real Madrid se juega prácticamente la temporada ante el Wolfsburgo. Entrar en las semifinales por la puerta grande con una gran remontada o salir por la puerta de atrás después de un lamentable partido en Alemania.
El propio Zinedine Zidane aseguró en la rueda de prensa posterior al partido del Eibar que el conjunto blanco se juega mucho el martes; más bien todo. El francés, eso sí, podrá contar con todo el plantel, incluido Karim Benzema, que tuvo que ser sustituido en el primer tiempo del encuentro de ida, y Raphael Varane, que no fue ni convocado para Alemania.
La afición, que poblará las gradas del coliseo blanco, apoyará como suele ser habitual en las grandes citas, porque ésta lo es. Dejando de lado espíritus y ouijas, el Real Madrid deberá aferrarse a la hinchada, a su juego y a sus individualidades para estar entre los cuatro mejores de la competición.
Las claves para al remontada son sencillas; primero, no encajar un gol bajo ningún concepto, ya que un tanto del Wolfsburgo obligaría a los de Zidane a marcar cuatro; segundo, anotar cuanto antes para empezar a mermar la moral de los alemanes.
Dieter Hecking, técnico del Wolfsburgo, tiene la lección aprendida e intentará seguir con el guión con el que triunfó en el Volkswagen Arena. Las espadas están en todo lo alto.
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