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 Chelsea 2-2 Swansea

Chelsea 2-2 Swansea


El chelsea tropieza en su propia casa


Chelsea - Swansea 8-8-15
El Chelsea se presentó a defender el título con el mismo XI que vimos la temporada pasada (la ausencia de fichajes para el equipo titular, salvo que Falcao consiga quitarle el puesto a Costa, es lo que tiene) y un Abramovich que parecía venir de ajustar cuentas con la mafia rusa. Mourinho prefirió presentarse con americana y afeitado, como el que acaba de firmar un contrato de cuatro años.
Dejando de lado el estilismo de los jefes de este Chelsea (aunque nos pueda parecer, y nos parece, muy importante), el equipo no sorprendió en nada. Comenzó y llevó el partido de manera plomiza, con ese tono grisáceo tan habitual en esta pretemporada de días nublados con calor asfixiante. Al menos esa era la expresión en la cara de Fábregas, quien hizo poco con balón y menos sin él. El peso en la primera parte lo llevaron Oscar y un William ambiguo, si es que alguna vez no lo fue.
El Swansea se plantó muy bien en Stamford Bridge, sin embargo no pudo sacar nada más que un empate. Estuvo más activo, más compacto y tuvo las ideas más claras que su rival, pero al plomizo Chelsea le bastó con ser plomizo para salvar el partido, y de no ser por la escandalosa, absurda y obvia entrada de Courtois sobre Gomis, seguramente habrían ganado el partido con solvencia. Shelvey fue el centrocampista del partido, rompiendo a Fábregas y Matic y a la defensa más sólida de la pasada Premier. El inglés, que podría haber sido parte del casting de la magnífica Peaky Blinders, desdibujó las líneas del Chelsea asistiendo a Gomis en varias ocasiones, y los Blues eran incapaces de pararlo.
Shelvey fue el jugador del partido, aunque tras la expulsión de Courtois, y la salida del campo de Oscar, al Chelsea le entraron las prisas por meter otro gol, y Hazard fue el que debía ser, omnipresente, preciso e incisivo. Tras el partido, Gary Monk dijo que esto demostraba que podían ganar a cualquiera, y ocasiones tuvieron, pero no las aprovecharon. Jefferson Montero descosió a Ivanovic, Shelvey a todos, pero el encargado de transformar las ocasiones en gol, Gomis, demostró una claridad tan innata para el desmarque como insultante para disparar mal a puerta.
Es pronto para ambos equipos, pero si algo demostraron ayer es que el Chelsea tiene madera de campeón, capaz de salvar partidos (y al final, casi ganarlos) dando un espectáculo verdaderamente plomizo; el Swansea jugó claro, mezclando potencia y algo de belleza que contentará a los estetas apolíneos del fútbol, pero tuvo poca claridad arriba. Un empate a 2 con el que ambos pueden darse con un canto en los dientes, y al mismo tiempo maldecir por no haber ganado, aunque a un equipo sirve más que a otro.

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