Argentina y Brasil se estrecharon la mano

Choque de pesos pesados, de titanes, de los dos países más grandes del continente. Un partido al que le sobraba atractivo. Argentina recibía a Brasil un día después de lo previsto, ya que una fuerte lluvia había obligado a suspender el encuentro que debía disputarse el jueves.

Sin Messi y con Neymar en cancha, al partido le faltaba algo. Sin su mayor estrecha, el conjunto local aspiraba a conseguir los primeros tres puntos de las eliminatorias y borrar las flacas actuaciones pasadas. Los visitantes venían con la intención de hundir al clásico rival y mostrar una mejor imagen que la que había mostrado en los partidos pasados.

Un silbatazo daba inicio a las acciones y a los intentos de destrucción mutua. El conjunto argentino se mostraba más firme en el comienzo. Di María gambeteaba, Banega pisaba fuerte y daba juego e Higuaín quería mostrar, desde el comienzo, que el puesto de delantero es suyo.

Brasil esperaba y aguantaba, apuraba a los defensores argentinos para obligarlos al despeje rápido y evitar su juego por el piso. El equipo visitante no pudo inquietar a la defensa argentina en toda la primera mitad.

Disparos de Banega y de Higuaín pudieron haber abierto el marcador, pero un atento Allison custodiaba el arco verdeamarelo. Sin embargo, el uno brasileño no podría evitar lo imposible.

Dí María llevaba cosida la pelota a sus pies tiraba un caño, amagaba y, en medio de dos jugadores, enviaba un pase para que la recepte Higuaín. El Pipa receptó ese gran pase y tuvo el tiempo suficiente para mirar y medir el milimétrico pase para que Ezequiel Lavezzi anote el primer gol del partido. Pocho llegó como una tromba y, con un sutil toque, transformo la pelota en gol.

En el segundo tiempo los visitantes cambiaron el chip y sobre la base de juego por el piso y pequeños toques de “jogo bonito” inquietaron a la albiceleste. William se llevaría los aplausos con su elástica en medio de dos jugadores. La estrella brasileña, Neymar, no pudo hacer mucho más que unos cuantos pincelazos que dejaron estática a la defensa rival.

Romero comenzaba a trabajar más y el gol del empate estaba al caer. Tras una serie de rebotes en el área, la pelota desembocaría en los pies del recién ingresado Lucas Lima que dispararía y superaría una débil resistencia impuesta por Sergio Romero.

Los locales, que habían permanecido dormidos durante todo el segundo tiempo, fueron al ataque como una tromba. La banda izquierda, comandada por Marcos Rojo sería el área más desequilibrante.

Los centros argentinos atravesaban el área pero siempre faltaba ese soplido que lo convirtiera en gol. El tata Martino no metía buenos cambios y el equipo sólo se acercaba por medio de centros.

David Luiz se iría antes luego de un codazo por el que recibió la amarilla y finalmente por una patada a destiempo. Los centros seguirían cayendo pero no servirían de nada. El árbitro decretaba que esto era empate. Argentina suma 2 puntos en 3 partidos y Brasil llega a 4 puntos.