ESPECIAL: El desastre aéreo de Munich.
sábado, 13 de febrero de 2016
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El 6 de febrero de 1958
quedó grabado en la memoria y el corazón de los aficionados del Manchester
United. Aquel día un accidente aéreo en Múnich les quitó la vida de parte de la
generación de jugadores más prometedora de Inglaterra. Un conjunto que, con un
promedio de 24 años, ya había conquistado dos Ligas consecutivas (1956 y 57) y
se sentía en condiciones de disputarle al Real Madrid la supremacía europea.
Un equipo que ideó el escocés Matt Busby, en
1952, al promover una regeneración total de un conjunto que ya había sido
campeón. Busby, ex jugador del City durante ocho temporadas, había sido
contratado en 1945 y, junto al galés Jimmy Murphy ya había disfrutado de una
primera época dorada (Copa en 1948 y Liga 51-52), pero supo dar entrada a una
serie de jóvenes talentos, incluso reclutados desde equipos escolares como
Duncan Edwards, que no tenían rival en torneos juveniles.
Los 'Busby Babes' ganaron su
primera Liga con un promedio de 22 años y, con 24, comenzaban el asalto de
Europa, con Duncan Edwards como
estrella. Edwards debutó con 16 años en el Manchester y dos después ya formaba
parte de la selección inglesa, el más joven hasta la irrupción de Michael Owen,
33 años después. "Fue el único jugador que me hizo sentirme
inferior", dijo de él Bobby Charlton.
Los 'Busby Babes' marcaron el
estilo del Manchester, recuperado en la época moderna por otro escocés Alex
Ferguson. Un juego ofensivo que está obligado a darle "el gran momento de
la semana" al aficionado que trabaja el resto de días con el único
consuelo de lo que va a ocurrir en ese partido, según afirmaba Charlton.
Decían
que ese equipo era tan bueno como para dominar Europa.
Por eso, la pérdida de ocho jugadores, dos técnicos y un
directivo, del total de 23 personas que murieron en el
accidente de Múnich, no sólo marcó el futuro del club, obligado a refundarse,
sino que le dio su seña de identidad. Todo tuvo un carácter épico en la
tragedia, con miles de pequeñas historias que hablan de predestinación.
El club decidió que a Belgrado,
donde debía jugar contra el Estrella Roja, fletaría un chárter, para evitar la
experiencia de la eliminatoria anterior, cuando se vio varado en Praga por la
niebla.
A ese avión no se subió Jimmy
Murphy, la mano derecha de Busby, porque la selección galesa disputaba un
partido de clasificación del Mundial contra Israel, y sí lo hizo Geoff Bent, un
suplente avisado el día antes ante la incertidumbre que provocaban las
molestias físicas del capitán Roger Byrne.
El viaje de ida transcurrió
según lo previsto, con repostaje en Múnich incluido, pero a la vuelta, tras
conseguir el pase a la semifinal europea después de empatar contra el Estrella
Roja (3-3), todo fue distinto. El vuelo salió de Belgrado con retraso, porque Johnny Berry, que
sería uno de los supervivientes, no encontraba el pasaporte y los aduaneros
hicieron que se descargase el equipaje para que lo buscase.
Una vez en Múnich, con un
paisaje nevado y poca visibilidad, hubo dos intentonas fallidas: en dos
ocasiones la nave trató de despegar sin éxito, la segunda después de que los
pilotos notasen un ruido extraño en los motores. Por eso, en la segunda ocasión
en la que fueron desalojados del avión, Edwards envió un telegrama a su casa "Todos los vuelos
cancelados. Volamos mañana”.
No fue así. El avión trató de
salir una tercera vez, sin suficiente fuerza para elevarse sobre la valla del
perímetro del aeropuerto, con muchos de los jugadores convencidos de su destino
(estoy preparado para irme con el señor, dijo el católico Billy Whelan). El ala
izquierda y la cola de la nave chocaron contra una casa deshabitada.
Siete jugadores (Roger Byrne,
Geoff Bent, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor y Billy Whelan)
murieron en el acto y Duncan Edwards en el hospital, 15 días después, con 21
años y 143 días de edad.
Matt Busby no fue informado de
la muerte de su joven estrella hasta seis días después, ante el temor de que la
noticia agravase definitivamente la situación del técnico, que llegó a recibir la
extremaunción en
el hospital Rechts der Isar de Múnich. "Mantén la bandera ondeando hasta
que vuelva", le había dicho Busby a Murphy cuando fue a visitarle al
hospital.
El técnico regresó a Manchester
71 días después y, pese a que al principio renegó del fútbol, las imágenes del
Mundial de Suecia'58, el primero que se televisó, le hicieron cambiar de
opinión. Vibró con el juego de Garrincha, Pelé, Vavá, Didí y Zagallo y decidió
recomponer el equipo, con un juego ofensivo, que 10 años después de la tragedia
reinó en Europa, con Denis Law, Bobby Charlton y George Best.
Lo que le deparó el futuro al Manchester United… es historia.
Por @Kokeoliva
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