La metamorfosis del Valencia CF

¿Cómo es posible que un club que se ha gastado más de 100 millones de € en fichajes toque el descenso con la yema de los dedos? ¿Por qué una plantilla confeccionada para entrar en Champions está más cerca que nunca de la segunda división? Éstas son algunas de las preguntas que se plantean ahora mismo los aficionados del Valencia CF, y resulta complicado encontrar una respuesta lógica y convincente.

El ilusionante proyecto de Peter Lim ha desembocado en diversas catástrofes: una cadena de fichajes cuya relación calidad/precio era sencillamente esperpéntica, entrenadores puestos por amiguismo y una presidenta (Lay Hoon) a la que, por lo visto, le hizo bastante gracia que el Barcelona humillase a su equipo ganando 7-0. La hinchada blanquinegra se ha hartado de que un grupo de negociantes se rían del escudo de uno de los grandes de España. Y la verdad es que existen bastantes razones de peso para su descontento.

En primer lugar,  la relación de amistad entre el inversor de Singapur y el conocido representante Jorge Mendes, ha traído bastantes más desgracias que alegrías hasta la fecha; se puede considerar inaceptable pagar ingentes cantidades de dinero por futbolistas que, pese a contar con innegable calidad, su costo supera con creces lo que, a priori,  pueden aportar al equipo, y las consecuencias son terriblemente evidentes.

Da la sensación de que, los únicos fichajes certeros, fueron los de los zagueros Skodran Mustafi y Nicolás Otamendi. Realizados, curiosamente, ambos por Rufete y Ayala antes de su despedida. El primero procedía de la Sampdoria y, pese a ser un desconocido, rindió a un nivel sensacional desde el inicio. El segundo procedía del FC Porto y, aunque su nivel era conocido por todos, despuntó en una temporada 2014-15 brutal para el argentino; fruto de ello, el Manchester City decidió hacerse con sus servicios este verano.



Rodrigo llegó a la ciudad del Turia tras notables temporadas en el Benfica, no obstante, los 30 millones desembolsados por él aun no han sido, ni de lejos, amortizados. Un caso similar es el de Negredo quien, después de brillar 4 años en el Sevilla, tuvo una complicada temporada en el Manchester City; recaló en el Valencia como el fichaje estrella de la nueva etapa por una cantidad parecida a la del '17'. Su rendimiento, mermado por las lesiones, ha sido más que pobre; sin embargo, Neville ha decidido otorgarle la capitanía para darle un voto de confianza que el vallecano aun no ha demostrado sobre el césped.

Más incorporaciones controvertidas como la de Abdennour, que llegaba como recambio de Otamendi y aun no ha borrado ni la mitad de su sombra, Aderlan, Rubén Vezo o Santi Mina. El gallego apuntaba a futuro delantero de referencia de la roja y, hasta la fecha,  no ha aportado demasiado en el club levantino. Analizando un poco la plantilla del conjunto che, es evidente que el nivel de la misma es bastante inferior al coste y salario, lo cual en sí ya es un problema; aun así, resulta difícil de creer que una entidad histórica como el Valencia tenga opciones tangibles de perder la categoría iniciada ya la segunda vuelta.



Otro de los principales problemas de los blanquinegros es la dura crítica realizada en su contra desde las aficiones de la mayoría de equipos. Muchos se rieron de ellos al ver que tan solo fueron unos 16.000 aficionados al duelo de la Copa del Rey ante el Barcelona; parece ser que demasiados campos de España estarían llenos en el partido de vuelta tras haber perdido 7-0 en el partido de ida, llevar 12 jornadas sin ganar en liga, situarse 4 puntos por encima del descenso, tener a un entrenador al que puso la directiva sin importarle su preparación y verse obligados a pagar 10 euros los socios. Puede haber (y habrá) mejores y peores aficiones que la de Valencia CF pero; pitar a un entrenador que no sabe sacar partido a sus jugadores, a uno que tal vez nunca debió ser nombrado y protestar cuando sus jugadores no lo dan todo partido tras partido, no parecen protestas en absoluto infundadas.

¨Vaya hipócritas los valencianistas, aplauden a Salvo y Lim cuando son dos timadores¨, si alguien considera una canallada liderar a los aficionados, hacer de intermediario entre ciudad y propiedad, proteger los intereses de los socios y cobrar hasta el último centavo de todas las operaciones en que otros clubes trataban de fichar a jugadores del Valencia, ese alguien podrá calificar a Salvo de ´sabandija´, en caso contrario, resulta más que obvio que no es así. Cierto es que los nuevos propietarios han cometido errores de bulto que es absurdo intentar ocultar, pero era un mal menor, ya que la otra opción era la desaparición. La de Lim fue la única oferta que el patronato y Bankia aceptaron y, cuando tocó ´rascarse el bolsillo´, Peter desembolsó 200 millones de euros.




Durante esta última década, la hinchada de Mestalla bastante exigente, y esta circunstancia hay gente que no la comprende. Evidentemente, en la actualidad su objetivo prioritario no debe ser, ni muchísimo menos ganar la Liga ya que Real Madrid y Barcelona parecen inalcanzables. Sin embargo, aquellos que vieron al equipo formado por hombres como Mendieta, Albelda, Cañizares o el ´Piojo López´ alzarse en la cabeza del fútbol mundial con varias ligas y finales de Champions, son conscientes de que, cuando en el Turia hay más hombres que nombres, puede temblar Europa. Posiblemente, el propósito de conseguir el campeonato doméstico a corto plazo es demasiado complicado, no obstante, la afición del Valencia cree que, con esfuerzo y paciencia, pueden salir de este bucle de la inestabilidad y resurgir de sus cenizas.