Adiós Cuau
sábado, 5 de marzo de 2016
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Adiós Temo.
Adiós
leyenda, héroe, ídolo, ejemplo, no hay palabras que puedan describirte. Te
escribo con lágrimas sobre mis mejillas por el dolor de tu partida. Tú me enseñaste todo lo que sé de fútbol. El
primer jersey que tuve fue tuyo porque me hiciste enamorarme y apreciar lo
lindo que es este deporte. Aprendí de ti cómo es un verdadero jugador de
fútbol, un deportista que ama y demuestra la alegría de tener el mejor trabajo
del mundo, un apasionado que se mataba por la camiseta de su club y de su
selección.
Pero lo más
grande e importante fue tu corazón. Algunos creen que tienes joroba, pero se
equivocan es tu corazón que no cabe en tu pecho. Tú jugabas para compartir a la
afición la alegría que te provocaba patear un balón. Una sonrisa, un chiste, un caño, un taquito,
una grosería, un gol, un berrinche, una “cuauhteminha”, una “jorobinha”, un
recorte, un festejo singular, una actitud rebelde y juguetona son los
ingredientes que te hacían único al pararte en la cancha. Porque sólo tú fuiste
capaz de crear las obras de arte que se quedarán grabadas para siempre en
nuestras mentes. ¿Cómo olvidar tu golazo contra Bélgica?, ¿cómo no recordar tu
“cuauhteminha” en el mundial?, ¿cómo no extasiarse con tu partidazo contra
Brasil?
Desde el
día en que naciste estaba escrito que te convertirías en leyenda. Te nombraron
Cuauhtémoc, porque te convertirías en el emperador del fútbol mexicano. Tus
apellidos describen las dos caras de la moneda, Blanco como el ángel de tu
persona, Bravo como tu carácter.
Gracias por
todo genio, te vas como lo que eres, un campeón. Hoy termina tu carrera pero
empieza tu leyenda. Te amo Cuauhtémoc Blanco Bravo.
Por: David Nava
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