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Millonarios – Atlético Nacional: el punto de giro

Millonarios – Atlético Nacional: el punto de giro


Wilman Conde, Cerveleón Cuesta y Carlos Estrada reclaman al árbitro chileno Hernán Silva

Se acerca uno de los partidos más trascendentales del fútbol colombiano en los últimos 30 años. Millonarios y Atlético Nacional se volverán a ver las caras en el estadio El Campín en partido aplazado de la octava fecha de la Liga Águila el próximo jueves 31 de marzo.

Sin embargo, más allá de ser un partido de 6 puntos, hay condimentos que en este tipo de clásicos no se pueden pasar por alto. Hace algunos años (décadas para ser exactos), se esfumó esa sana costumbre de asistir a la cancha y sentarse al lado del hincha del rival de patio en un clásico. Demostraciones de xenofobia, intolerancia y agresión mutua han hecho que la combinación de camisetas en una misma tribuna fuera cosa del pasado. 

Pues bien, Millonarios y Nacional es el vil ejemplo de un partido que en décadas anteriores, era una rivalidad clásica entre bogotanos y paisas. Sana, afable y con el fútbol como único protagonista antes, durante y después del partido. Pero, ¿qué hizo que esta batalla tomara un tinte particular con más morbo y rivalidad?. Con el pasar de los años, este enfrentamiento se transformó en una hecatombe digna de la tragedia de Heysel o Hillsborough. Pasó de jugarse en la cancha, a trasladarse a las tribunas, la prensa y sobretodo al país entero.

Las fechas se suceden, y hubo dos partidos en específico que destaparon la más enconada rivalidad  y que, según hinchadas de ambas escuadras, son el motivo principal para que este partido sea considerado el de más alto riesgo entre todos los que se juegan en el FPC. 

Una rivalidad que traspasó fronteras

1- Octogonal 1987: Millonarios había clasificado como primero de la tabla al octogonal final en ese año. Enfrentaba a Nacional en El Campín y necesitaba ganar para no perderle pisada a Santa Fe que era primero del grupo, luego de haber conseguido un valioso empate ante América en Cali. Millonarios comenzaba ganando 2-0 en el primer tiempo, pero una decisión dudosa del árbitro central de aquel partido terminaría por revivir al cuadro paisa y de paso, comenzar a acrecentar el repudio de la hinchada local hacia los simpatizantes verdes debido a las malas decisiones arbitrales.

Leonel Álvarez ingresó al área de Millonarios, eludió la marca de Hernando "Mico" García y simuló una falta adentro que el juez central avaló rápidamente y sancionó penal. Nacional descontaba 2-1. Al minuto 90 una situación de infortunio para el azul en donde el arquero Ruben Cousillas suelta una pelota en un cobro de costado y termina con la anotación de Galeano. Se acababa la ilusión de Millonarios de hacerse con la victoria y escaparse en el primer lugar.

El equipo albiazul a la postre se proclamaría campeón en ese año, empero, una situación extradeportiva terminaría por comenzar a encender una rivalidad que ya no era futbolística. Eduardo Pimentel, experto en declaraciones incendiarias, dijo esa noche a la prensa que “Nacional solo jugaba futbolito”. Esas cuatro palabras posteriores dividieron al país. Fueron dos estilos de fútbol distintos, dos ambiciones diferentes y sobretodo, una supremacía que ambos a toda costa, querían conseguir.


2- Abril 26 de 1989: En el marco de la Copa Libertadores de América, los dos clubes se enfrentaban nuevamente en cuartos de final, luego de haberse visto las caras un par de veces más en la fase de grupos. Millonarios venía de caer ante Nacional en Medellín en el partido de ida por 1-0. La vuelta sería en Bogotá, con la obligación de Millonarios de, no solo darle la vuelta al marcador, sino además de revalidar su candidatura a ganar el certámen. 

Aquel partido por Copa Libertadores generó suspicacias que aún siguen vivas en los hinchas azules

La polémica se desató luego del gol del empate de aquella serie por parte de Carlos "Gambeta" Estrada. El árbitro chileno Hernán Silva en actos que se interpretaron como malintencionados y faltos de ética, dejó de sancionar dos penales claros a favor de Millonarios: el primero, una falta de Perea sobre Iguarán en el área desplazándolo con el brazo izquierdo. 

La segunda, más infame aún para los hinchas locales, en un avance el mismo Iguarán es derribado por René Higuita en un mano a mano en el área chica. El árbitro Silva "intencionalmente" deja caer su silbato al piso y cuando lo levanta para sancionar la falta, sorpresivamente y ante la mirada atónita de todos los jugadores de Millonarios, no pita el penal y en su lugar sanciona tiro de esquina. Nacional a pocos minutos del final marca el empate por intermedio de Tréllez. Clasifica a semifinal, a la final posteriormente y se proclama campeón ante Olimpia de Paraguay. 


Sin embargo, en la retina del hincha azul quedará por siempre que aquellos dos partidos fueron el punto de giro, el clic, que terminó por matizar esta rivalidad que se ve tan marcada en el previo, en el propio partido y aun después de el. 

Un choque que comenzó siendo un partido más, pero con el tiempo, se transformó en un juego malsano y dañino para los únicos que disfrutamos el buen fútbol: los hinchas.

Por: Darío Lozano @paraesoestamos 

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