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Las Termópilas de Paraná

Las Termópilas de Paraná

Como espartanos salieron los veintidós guerreros con escudo en mano. Los millonarios sabían que tenían que salir con la lanza en la mano para no perder la última esperanza que le queda. Además si el millonario quiere ir a la Libertadores deberá pisar el acelerador. Los locales saben que el peligro del promedio todavía está latente y deben vestir su casa de fortaleza.

El partido se tornaba trabado, con exceso de centro sin destino que le hacían la vida fácil a Batalla y a Bértoli.



En el primer cuarto de hora, el millonario se acercaba más al área pero sin ser incisivo. Parecía que el último pase siempre les quedaba largo a los millonarios. Patronato no deslumbraba por su buen juego, pero los paranaenses tienen un gigante que juega de nueve. Matías Quiroga aprovechaba su altura y hacía temblar a la defensa de Gallardo.

Nadie entendía lo que pasaba. Tras un forcejeo entre Mercado y Furios, Mauro Vigliano -árbitro del encuentro- señaló penal en favor de los visitantes. La polémica derivó porque el referí tardó mucho tiempo en cobrar la pena máxima.



El encargado de patear el penal era el ídolo local, el arquero Sebastián Bértoli. El guardametas es un confeso hincha de River pero decidió que hoy sus colores son el rojo y el negro. Tomó carrera y disparó un misil hacia el centro de las redes.


Ninguno la velocidad, el millo llegaba y desde un córner encontraba el gol, llegó el empate. El millonario no se amilanó fue, lo buscó y encontró el empate en los pies de Mora, luego de que D'alessandro se avivará en un saque de esquina.

Todo indicaba que el partido iba a decantar para el lado millonario. Pero los locales seguían presionando arriba e impidiendo la salida de River. Además tuvieron más de una oportunidad para pasar al frente. El juego de Patronato era netamente aéreo.

En el segundo tiempo, Patronato no cambiaba el chip. Seguía persiguiendo el gol por medio de centros que buscaban la cabeza de su número nueve. River también se mantenía fiel a su estilo y jugaba con la pelota al ras del césped.

Nadie pateaba al arco. El partido se tornaba aburrido. Quizás River tenía la pelota pero no inquietaba al patrón. Los locales no cambiaban su receta de gol.



Después de tanto perseverar los centros de Patronato dieron su fruto: el segundo gol. Mauricio Carrasco pudo capitalizar la pelota que su compañero le bajó y se encargó de disparar ante las débiles manos de Batalla que contuvieron a medias el misil.

River sintió el golpe y comenzó a demostrar sus falencias defensivas. Carrasco se escapó luego de un mal achique defensivo de los visitantes. El delantero podía picarla, podía tocar a Tellechea que acompañaba, podía colocarla...pero no. La estrelló contra el cuerpo del portero.



Los millonarios estaban para el cachetazo. Los locales no aprovechaban los cara a cara. No terminaban de matar a River.

Sin corazón y sin ideas avanzaba River en pos del empate y de encontrar un punto con sabor a tres. Los centros no tenían receptor, perdían rápido la pelota en el medio y adelante no se mostraban movedizos los delanteros.

Paraná es una fortaleza y así lo demostró el local que se quedó con los tres puntos después de que Vigliano señalara el final de partido. Patronato no perdió puntos llega a cuatro victorias y dos empates.

Lamentable mención especial

El partido se demoró unos tres minutos por los idiotas de siempre. La hinchada de Patronato arrojó bengalas durante el desarrollo del encuentro.

La platea local aplaudió irónicamente a la popular, ya que el árbitro compensó la demora con 8 minutos de adición.

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