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Lanús lo bailó para cumplir su sueño

Lanús lo bailó para cumplir su sueño

Lanús se consagró como campeón del fútbol argentino en un partido que merece ser exhibido en el Museo de Louvre. Fútbol brillante, a ras del suelo, con jugadores que se mueven como flechas cuando atacan y se disfrazan de escudo a la hora de defender. 

En el alba del partido, el granate tuvo la oportunidad de romper el cero pero Torrico, arquero del ciclón, respondió fácilmente a un disparo de José Sand. Acosta y Almirón parecían tener un pulmón más y humillaban con facilidad a los laterales de San Lorenzo que todavía no habían despertado.



San Lorenzo adoleció de posesión de balón por la ausencia de Néstor Ortigoza. Fernando Belluschi no tenía en quién apoyarse y Mussis no encontraba su brújula en el campo. El enganche se mostraba muy impreciso y no podía hacer que el balón circule entre sus compañeros.

Quince minutos y el partido no era más que un monólogo granate. Monetti todavía no había tenido contacto con la pelota. Román Martínez manejaba con tranquilidad el circuito del juego y los extremos no paraban de correr, picar y distraer.

Al granate sólo le faltaba empujarla. Y eso fue lo que hizo Junior Benítez. A la tercera jugada preparada, el delantero (que reemplazaba a Mouche) conectó un buen centro de Maxi Velázquez que había aprovechado la distracción de la defensa azulgrana.



San Lorenzo se hundía. Los delanteros granates llegaban por todos los huecos. Acosta podría haberlo liquidado dos minutos después del gol. Pero su tiro se fue ancho.

Treinta minutos le tomó llegar al ciclón. Belluschi se las ingenió para romper la sólida línea de Lanús y se la sirvió a Cerruti. El delantero con un potente derechazo despertó a Monetti.

Parecía que San Lorenzo se despertaba. El ciclón ensayaba ataques que no prosperaban pero se notaba una actitud distinta en los de Boedo.



La figura de Belluschi comenzaba a crecer en el centro. El mediocampista se volvía cuerpo y alma de su equipo. Se encargaba tanto de defender como de hacer que circule el balón.

Lanús había perdido terreno pero el silbatazo que indicaba el final de la primera mitad le dio un respiro y finalizo con los embates azulgranas.




El segundo tiempo era emocionante. Belluschi seguía activo pero Román Martínez había recuperado su posesión. El volante del granate tuvo dos tiros para liquidar el partido.

Lanús también tendría sus complicaciones. Un tiro libre de Barrientos rozó el palo del arco defendido por Monetti.

El partido se asemejaba a un encuentro de tenis. Pero el granate lo definía. Desde su campo, con juego al ras del césped y con un ciclón dormido, Almirón anotaba el segundo. Con quirúrgica precisión el joven jugador la colocaba al lado del primer palo.



El partido parecía cocinado. La calidad y los regates de Belluschi eran las únicas armas que esperanzaban a los hinchas azulgranas.

Con juego sólido, velocidad y con un criterio, el granate lo liquidaba. ¿Quién más podría ser? Sí, José Sand. El histórico goleador empujaba la red luego de una brillante jugada colectiva.


Todo liquidado. Lágrimas de un lado, jolgorio del otro. El segundo título de su historia estaba en las manos, sólo restaba un pitido.

El grana se floreaba. Los del Sur podría haber anotado más pero eligieron respetar a su rival, que no recurrió a patadas descalificadoras.

El cuarto gol llegó en forma de premio para uno de los jugadores insignia del campeón: Lautaro Acosta. El extremo le pegó de puntin, como en el barrio, y venció el débil esfuerzo de Torrico.


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