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La vuelta

La vuelta



Sabía que no podía fallar. 50 mil almas le habían confiado su ilusión y querían festejar. Por eso, Carlos Tevez se puso su mejor piel y se embarcó para navegar en los mares del tormentoso Boca. El apache supo ser el Ulises de este barco y llevó a su equipo al campeonato. Llevó al club de sus amores a la victoria, a levantar ese torneo que añoraban desde hace cuatro años.

Al partido le sobraron 90 minutos porque Rosario Central no pudo contra Banfield. Y a pesar de que San Lorenzo ganó, el conjunto de Tigre no pudo darle la mano que tanto necesitaba.


Los jugadores xeneizes arrancaron imprecisos con los nervios en los pies y, quizás, con el temor de que el grito sagrado se les escape una fecha más. Tigre decidió no jugar y plantarse para resistir los embistes. La defensa visitante se plantó y por aquí no pasó ningún jugador local.

Boca mantuvo el monopolio del balón durante todo el primer tiempo. Los visitantes se concentraron en buscar un contraataque que nunca llegó.

Cuando el gol no llegaba y los hinchas estaban comiéndose los dedos, porque uñas no quedaban, Banfield anotaba el gol y alegraba a más de un auriazul. La bombonera se vestía de corazón y latía al ritmo de 50.000 personas.



Tevez danzaba con su mujer, daba vueltas y giros, amagaba y trataba de hacer que todos los hinchas lleguen al orgasmo más grande. Pero no podía. En su lugar se entrometían los defensores y el atento Javier García.

En uno de sus arranques por la derecha, Carlos Tevez ganaba un córner que no ilusionaba a nadie. Era el quinto y en los anteriores cuatro no habían logrado generar peligro.


La apoyo él. El ídolo de los xeneizes, Carlos Tevez y la envió al vértice del área chica. El arquero de Tigre la vio fácil y salió a interceptarla. Pero no pudo. En el trayecto Luciano Fabian Monzón, un jugador resistido por la gente, se anticipó y le dio el grito sagrado a todos los hinchas del país.



Las tribunas desbordaban algarabía y júbilo. El hincha acariciaba eso a lo que tanto se había acostumbrado y hace rato no conseguía: dar la vuelta.

El primer tiempo no daba para mucho más. Federico Beligoy, el árbitro del encuentro, pitaba el final del primer tiempo.

El segundo tiempo es anecdótico. Los bosteros no gritaron goles propios, pero sí el segundo de Banfield. Tampoco sufrieron tantos en su contra, pero sí el descuento de Rosario Central.

Ya estaba en la bolsa el campeonato. Los abrazos comenzaron a repartirse en el banco de suplentes local. Los agradecimientos al cuerpo técnico y, por supuesto, las ovaciones a los jugadores que se retiraban.

No quedaba nada. Tigre no inquietaba y Boca seguía manteniendo el monopolio del esférico. El dale campeón descendía desde las tribunas como el viento sobre un valle.

La hora juez, gritaban los xeneizes. Beligoy los escuchaba y decretaba que Boca Juniors era el nuevo campeón.

Carlos Tevez corrió, como en todo el partido, pero no al arco sino a abrazar a todo el plantel y al cuerpo técnico. “Que de la mano de Carlo Tevez todos la vuelta vamos a dar” se escuchó al unísono en todo el estadio.




Boca Juniors necesitó de una vuelta, la de Carlitos. Boca necesitó de una vuelta de tuerca tras la derrota contra San Lorenzo. Boca necesitó de muchas vueltas para poder dar la propia. 


1 Response to "La vuelta"

  1. Buenísima, me encanta la forma de redactar y muy buena la película del final.

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